Anteriormente, la detección del cáncer de próstata estaba rodeada de tabúes. Hoy en día sabemos que, tal como sucede con otros tipos de cáncer, una detección a tiempo es determinante. En México se registran casi ocho mil fallecimientos y más de 25 mil nuevos casos al año, la mayoría detectados en fases avanzadas, según la Secretaría de Salud. Nada más y nada menos, siete de cada diez pacientes que acude al Instituto Nacional de Cancerología lo hace en etapas tardías.
En otros países las cifras son muy diferentes. Según datos de la Asociación Española de Urología, un 80% de los hombres diagnosticados con cáncer de próstata siguen vivos a los 10 años del diagnóstico. Además de España, en países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia, nueve de cada diez casos son detectados en fases iniciales.
El cáncer de próstata aparece, por lo general, en hombres mayores de 50 años, con un 60% de detección en mayores de 65 años. Además de ser la primera causa de mortalidad en hombres por tumores en la edad adulta, es el cuarto cáncer más común en el mundo, según la Sociedad Americana de Oncología.
Algunas de las dudas más comunes con respecto a este tipo de cáncer es si puede prevenirse y curarse. Por ello, al tratarse de una enfermedad que amenaza a un gran número de personas a nivel mundial, te compartimos la información más relevante que debes conocer para prevenirla y/o atenderla.
Síntomas y detección oportuna
El que un hombre no presente síntomas no signifique que pueda prescindir de los exámenes diagnósticos. ¿La razón? En etapas iniciales, esta enfermedad suele ser asintomática. Conforme va avanzando, el paciente puede presentar molestias, dolor o dificultades al orinar, flujo de orina débil o interrumpido, sangre en la orina o semen, disfunción eréctil, así como dolor en la pelvis, espalda o cadera, e incluso pérdida de peso.
¿Cómo detectarlo? Una de las formas de detección más eficaces es el PSA o antígeno prostático específico, una prueba que mide la concentración de esta proteína en la sangre y que, en caso de estar elevada, podría ser un indicador de esta enfermedad. Sin embargo, al no ser un indicador definitivo (debido a que pueden haber otras causas), se recomienda complementar con tacto rectal, resonancia magnética nuclear y ecografía urológica, por mencionar algunos, y en caso de ser necesario, una biopsia. Cabe destacar que la edad recomendada para comenzar con las revisiones periódicas es entre los 40 y 45 años.
Factores de riesgo y tratamiento
Los antecedentes familiares, la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo, el consumo de carne roja y productos lácteos, así como el beber alcohol, son algunos de los factores de riesgo más importantes del cáncer de próstata. Asimismo, los hombres afroamericanos tienen más probabilidades de presentarlo.
¿Por qué se origina? Si bien el tamaño de la próstata suele aumentar con la edad, un agrandamiento mayor puede derivar en cáncer de próstata (en el cual las células malignas crecen desmedidamente). Por ello, el tratamiento dependerá del avance del tumor. Actualmente, las opciones de tratamiento más comunes son cirugía, quimioterapia, radioterapia y terapia hormonal. ¿Es curable? En caso de ser diagnosticado a tiempo, lo es en 85 por ciento de los casos.
¿Puede prevenirse?
Tal como se recomienda con otros tipos de cáncer, se sugiere llevar una alimentación saludable alta en frutas, verduras y granos enteros. Asimismo, es indispensable reducir el consumo de grasas trans y saturadas, e incorporar grasas saludables, como el Omega 3. De la misma manera, realizar actividad física regularmente, evitar carnes procesadas (embutidos, salchichas, tocino), alimentos procesados (con aditivos, conservadores y colorantes) y azúcares añadidos, puede ser de gran ayuda.
Con respecto a nuevos hallazgos, además de investigaciones en materia genética, también se están estudiando sustancias presentes en los alimentos que podrían ayudar a prevenir el cáncer de próstata. Ejemplo de ello son los licopenos en los tomates y las isoflavonas en los frijoles de soya. Por otro lado, hay estudios que si bien han arrojado que los hombres con altos niveles de vitamina D podrían tener menor riesgo, no necesariamente significa que esta vitamina proteja contra la enfermedad.
En cuanto al impacto del estilo de vida, un estudio en hombres que optaron por no recibir tratamiento, encontró que una alimentación vegetariana o vegana (sin huevos ni lácteos), así como ejercicio frecuente como el yoga y formar parte de grupos de ayuda, significó en una reducción ligera en los niveles de PSA tras un año de implementación.
Tal como hemos mencionado anteriormente, aunque no hay evidencia de que el estrés sea causa de cáncer, este influye una vez que se ha detectado la enfermedad, especialmente porque debilita el sistema inmunológico y provoca inflamación crónica en el cuerpo. Por otro lado, aunque en muchos casos no hay estudios concluyentes, es importante estar informados con respecto a qué sustancias y químicos podrían aumentar el riesgo de padecer cáncer, no solo medicamentos, sino productos de uso diario, como utensilios de cocina, cosmética, champús, artículos de higiene y productos de limpieza, por mencionar algunos.
Finalmente, recuerda que el contar con hábitos saludables no significa que puedas prescindir de los estudios de detección temprana. Tal como se recomienda con otros estudios, debes realizarlos periódicamente para descartar cualquier indicio de enfermedad.
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