La educación es más que un medio para acceder al mercado laboral. En realidad, es un fin en sí misma: permite desarrollar el pensamiento crítico, apropiarnos de nuevos conocimientos, construir una perspectiva más amplia del mundo y, por supuesto, especializarnos en un área de conocimiento en específico. Sin embargo, tener la oportunidad de acceder a estudios de nivel superior depende de factores sociales, económicos, familiares, entre muchos otros. Por esta razón, el seguro educativo ofrece certidumbre ante un futuro y un panorama incierto.
Si algo nos enseñó la pandemia, es que nuestros planes pueden cambiar de un momento a otro. En efecto, la Subsecretaría de Educación Superior señaló que en los ciclos escolares 2020-2021 y 2021-2022 se inscribió menos de la mitad de alumnos en comparación con el año 2019-2020. Asimismo, en 2020, la Secretaría de Educación Pública reveló que alrededor del 10% de los estudiantes de nivel básico y 8% de nivel superior abandonaron sus estudios por la crisis derivada de la pandemia, especialmente por su impacto en la economía de las familias.
Desde antes de la pandemia, la deserción escolar ha sido una amenaza constante. Si consideramos que los costos son inaccesibles para una parte considerable de la población, esto se traduce no solo en jóvenes que no tienen la oportunidad de ingresar a una educación superior, sino en estudiantes que ya ingresaron y no pueden continuar. A pesar de ello, es importante destacar que las nuevas generaciones en México tienen un nivel educativo superior en comparación con generaciones anteriores, e incluso, desde el 2020, las mujeres tienen mayor acceso a la educación profesional que los hombres.
Por si fuera poco, hoy en día sabemos que los jóvenes prefieren dedicarse a una profesión que les apasione, más allá de estudiar para conseguir empleo. Así, un seguro educativo también es una oportunidad para que puedan cumplir sus sueños independientemente de su elección, ya sea arte, humanidades, ingeniería, ciencias ambientales, programación, entre muchas otras nuevas profesiones que buscan atender las necesidades tecnológicas y ambientales de la época.
Es una garantía para que un menor tenga acceso a estudios de nivel superior, independientemente de las circunstancias familiares, tal como la imposibilidad de seguir pagando los estudios por problemas económicos, invalidez de la madre, el padre o tutores a causa de una enfermedad o accidente, e incluso en caso de ausencia por fallecimiento. Decimos que es una garantía porque una vez que el menor alcance la edad estipulada en la póliza, generalmente la mayoría de edad, la aseguradora le hará acreedor del dinero para sus estudios. Por ello, es aconsejable que esta cobertura de exención de pago esté incluida en el plan a contratar.
¿Cuál es el mejor momento para adquirirlo? Un gran número de familias deciden contratar el seguro educativo cuando el menor es muy pequeño. Esto se debe a que, entre menos edad, el seguro es más accesible. Como verás, realmente es una herramienta financiera que ofrece planeación y ahorro para quienes desean evitar verse rebasados o endeudados por los altos costos de la universidad.
Cinco factores a considerar antes de elegir un seguro educativo
– Antes de comprometerte con un plan en específico, te aconsejamos tener claridad en cuanto a las finanzas y necesidades familiares, no solo para determinar el monto total y las opciones de pago (mensuales, trimestrales, semestrales o anuales), sino porque la prima puede tener aumentos. La ventaja es que esto se reflejará en la cantidad recibida por el beneficiario.
– Pregunta por las coberturas adicionales, especialmente aquellas relacionadas con la exención de pago antes mencionada. Asimismo, tal como sucede con cualquier seguro, pregunta por las condiciones y exclusiones de la póliza.
– Al ser una inversión a largo plazo, pregunta cuáles son las penalizaciones por incumplimientos o cancelaciones, así como la cantidad a recibir en cualquiera de estas situaciones.
– Antes de decidirte entre moneda nacional, dólares o UDIS (Unidades de Inversión), infórmate sobre los beneficios que te ofrece una moneda o modalidad sobre la otra.
– Al igual que el seguro de gastos médicos mayores o el seguro de vida, toma en cuenta que el estado de salud u otros factores de riesgo son tomados en consideración.
Recuerda que el simplemente ahorrar en una institución bancaria no será suficiente si por alguna razón los tutores llegan a faltar. Además, con un seguro educativo tendrás la tranquilidad de que tu dinero está invertido de manera segura.
No cabe duda que el saber que no tienes que preocuparte por cubrir los elevados costos de los estudios cuando llegue el momento de que el menor ingrese a la universidad, hará que toda la familia viva esta experiencia desde un lugar totalmente distinto y enriquecedor.
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