Cuando inicia el invierno, un gran número de personas aprovecha para pasar tiempo en familia y amigos, intercambiar regalos, asistir a reuniones y celebrar. Sin embargo, también es probable que muchas personas padezcan enfermedades respiratorias, problemas estomacales, estrés, e incluso, depresión invernal. ¿Qué podemos hacer para transitar esta temporada con una óptima salud física, mental y emocional? ¡Descúbrelo a continuación!
Enfermedades respiratorias
Cuando las temperaturas descienden, los lugares cerrados suelen ventilarse menos. Si a esto le sumamos hábitos poco saludables que afectan el sistema inmunológico (como fumar, comer comida chatarra y descansar poco), así como asistir a reuniones sociales sin los debidos cuidados, los contagios son un riesgo latente, siendo los menores de 5 años, adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas los más vulnerables.
Sin embargo, no es lo mismo un resfriado (congestión y escurrimiento nasal, tos, estornudos, y en algunos casos, dolor de garganta), que una enfermedad infecciosa a causa de un virus, como la influenza, la cual puede contagiarse fácilmente. En estos casos, suelen presentarse síntomas como fiebre, dolor de garganta y cansancio, además del riesgo de desarrollar problemas en los pulmones y bronquios. Si a esto le sumamos el riesgo de contraer COVID-19 (u otras afecciones comunes como faringitis, bronquitis y neumonía), resulta indispensable tomar medidas para evitarlo en primera instancia.
Es importante destacar que el frío en sí mismo no es el causante del aumento de las enfermedades respiratorias. Incluso, según un estudio realizado en España, la proporción de los ingresados a hospitales que fallecen por enfermedades respiratorias es mayor en verano, posiblemente porque las altas temperaturas agravan las enfermedades existentes. Por ello, a pesar de que en invierno los contagios son mayores, está en nuestras manos prevenirlo.
Consejos para evitar enfermedades respiratorias
– Además de mantenerse hidratado y abrigarse, es necesario garantizar una buena higiene, lo cual incluye un lavado frecuente de manos y una adecuada higiene bucal.
– Aunque solemos prestar más atención al consumo de vitamina C, asegúrate también de recibir la vitamina D que necesita tu cuerpo. Si no es proveniente de la luz solar, consulta a tu médico sobre suplementación.
– Si bien el uso de cubrebocas suele ser incómodo, procura utilizarlo en lugares públicos o en reuniones con muchas personas.
– Con los más pequeños de la casa, es importante tomar mayores medidas precautorias, debido a que muchos de ellos comenzaron a desarrollar inmunidad una vez que inició la nueva normalidad después de la pandemia.
– Recuerda no automedicarte (especialmente en niños, quienes deben evitar el uso de antibióticos, a menos que sea estrictamente necesario y prescrito por un especialista).
– Identifica los signos de alerta. Tal como recomienda el IMSS, si el malestar y los síntomas (como fiebre, tos y flema) van en aumento, y además hay dificultad para respirar con hundimiento de los espacios intercostales, es necesario acudir directamente al área de Urgencias de un hospital.
¿Y la alimentación?
Seguramente sabes que en esta temporada es necesario limitar la ingesta de grasa, sal y azúcar, así como es recomendable aumentar el consumo de proteína, fibra, frutas y verduras. Sin embargo, más allá del aumento de peso por las festividades, te sugerimos realizar actividad física y monitorear tu estado de salud en general (puede ser con estudios de sangre), especialmente si padeces de diabetes, hipertensión, problemas cardíacos o estomacales.
Gracias a su enfoque holístico, seguir los consejos de la medicina china tradicional también puede ser muy útil durante esta temporada. Por ejemplo: optar por caldos, sopas y guisados (alimentos cocinados, evitando los crudos); hidratarse con bebidas calientes, como infusiones; elegir alimentos de temporada y granos enteros; priorizar la cantidad y calidad del sueño y descanso, incluso más de lo habitual; y evitar el estrés con actividades relajantes, procurando, en la medida de lo posible, mantenerte en un estado de tranquilidad e introspección.
Estrés y trastorno afectivo estacional
Durante la época invernal, las presiones económicas por los regalos navideños, deudas o desempleo pueden ser desencadenantes de estrés. De la misma manera, muchas personas pueden sentirse tristes y decaídas. Por esta razón, cuando las afectaciones en el estado de ánimo son graves y repercuten en las actividades diarias, puede tratarse de depresión invernal o trastorno afectivo estacional. Tal como lo dice su nombre, se trata de un tipo de depresión que dura entre cuatro y cinco meses.
¿Cómo identificarlo? El National Institutes of Health (NIH) de Estados Unidos indica que pueden presentarse algunos síntomas de depresión, como: sentirse deprimido casi todos los días, cambios en el apetito, pérdida de interés en actividades, problemas para dormir y tener poca energía. Adicionalmente, pueden aparecer síntomas como dormir demasiado, comer en exceso y retraerse socialmente. En estos casos, lo mejor es acudir con un profesional.
Consumo de alcohol, ¡piénsalo dos veces!
Pocas personas saben que el alcohol aumenta el riesgo de cáncer. Sin embargo, además de los múltiples riesgos a la salud física y mental, puede ser causante de situaciones estresantes y conflictivas a nivel familiar, social y laboral. Por si fuera poco, el consumo de alcohol incrementa hasta en un 50% el riesgo de accidentes en celebraciones de fin de año. Por esto y más, elimina o modera el consumo de alcohol y no conduzcas en estado de ebriedad.
En resumen, en esta época invernal procura comer y dormir adecuadamente para fortalecer tu sistema inmunológico, ventilar los espacios, usar cubrebocas en lugares concurridos, hidratarte (e hidratar tu piel), mantener una higiene apropiada, hacer ejercicio, monitorear tu salud física, mental y emocional, y reducir o eliminar el consumo de alcohol. Finalmente, procura relajarte, estar presente, pasar más tiempo con las personas que amas y disfrutar de las fiestas decembrinas con responsabilidad.
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