Vivimos en una sociedad que anteriormente creía que el cuidado de la salud era exclusivo de las personas mayores. Sin embargo, actualmente sabemos que el embarazo de la madre, la niñez y la juventud no solo son clave para la vejez, sino que hay un gran número de enfermedades que ahora se padecen a edades más tempranas. A pesar de ello, la esperanza de vida ha aumentado con el paso de los años. Con información del INEGI, en México las personas vivían 34 años en promedio en 1930. En 1970, la edad aumentó a 61 años y en hoy en día es de poco más de 75 años (78 años para las mujeres y 72 años para los hombres).
Adicionalmente, entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes mayores de 60 años aumentará del 12% al 22% a nivel mundial, tal como indica la Organización Mundial de la Salud. No por nada, en 2020, el número de personas mayores de 60 años superó al de niños menores de cinco años. Asimismo, es importante destacar que si bien las mujeres tienen una mayor expectativa de vida, esto no implica necesariamente que gozan de mejor salud. Tal como señala un documento del Instituto Nacional de las Mujeres, el que vivan más años puede significar un periodo mayor de enfermedad o discapacidad, debido a que las condiciones de vida y la desigualdad de género impactan en su salud.
Aunque hay enfermedades que son más comunes en las personas de la tercera edad, como la diabetes, enfermedades respiratorias, cardiovasculares, neurológicas, cáncer, osteoporosis, depresión y ansiedad, así como problemas urinarios, caídas y delirio, las personas no experimentan la vejez de la misma forma. Por ejemplo, hay muchos adultos mayores cuyas facultades físicas y psíquicas son equiparables a la de una persona joven. Por ello, es importante promover iniciativas y acciones que permitan que la sociedad en general tenga la oportunidad de vivir su vejez de la mejor manera posible.
Consejos para maximizar la salud en adultos mayores
– Llevar un estilo de vida equilibrado. Durante esta etapa, el deseo de muchas personas mayores es disfrutar la vida al máximo. Sin embargo, tal como se recomienda en niños, jóvenes y a la población en general, es necesario llevar un estilo de vida saludable y un plan alimenticio que priorice los alimentos frescos, poco procesados y con un alto nivel nutricional. No por nada, hoy en día existen cada vez más recetas y opciones para comer nuestros platillos favoritos sin que esto implique ingerir altas cantidades de azúcar, grasa, sodio y químicos agregados. Nunca es tarde para actualizarse y formarse el hábito de leer las etiquetas de los productos que consumimos.
– Priorizar la prevención. Es recomendable realizarse estudios generales (incluyendo de vista y oído) y agendar visitas médicas regularmente no solo para prevenir enfermedades, sino para dar seguimiento a padecimientos y hacer ajustes en caso de tomar medicamentos. Asimismo, para evitar mezclar o ingerir la dosis incorrecta, los organizadores de medicamentos son de gran ayuda.
– Actividad física personalizada. Quizá haya casos en que se recomiende únicamente actividad física moderada. Sin embargo, eso es suficiente para que la persona trabaje en un plan de actividad física con base en sus necesidades. Por ejemplo, aquellas personas que deben evitar realizar un esfuerzo grande o cargar peso, pueden optar por caminatas, estiramientos y actividades como la natación. El objetivo es simple: no solo se busca desarrollar una mayor fuerza muscular, mejor equilibrio y salud física en general, sino tener beneficios en materia de salud mental.
– Hidratarse adecuadamente. Así como beber poca cantidad de agua puede ser perjudicial, también lo es tomar agua en exceso. Recuerda que la hidratación también proviene de los alimentos, por lo que es importante incluir una cantidad adecuada de caldos, verduras y frutas.
– ¡A divertirse! Mantener una vida social activa y realizar actividades que les apasione es clave en la vejez. Incluso para quienes no cuentan con una red familiar o de amigos, hay instancias que ofrecen actividades y grupos sociales para personas de la tercera edad. ¿Pintar, jugar ajedrez, aprender repostería e incluso arqueología? Ahora es el momento de ser niño otra vez. Además, aprender cosas nuevas, armar rompecabezas y resolver juegos mentales son excelentes para trabajar la agilidad mental.
– Evalúa si el entorno en que se vive es seguro. Para evitar caídas y lesiones, debe tomarse en cuenta el acceso a edificios, transporte, espacios para caminar, pasamanos y tapetes antideslizantes en el hogar, entre otros factores que puedan ser un obstáculo en la movilidad. ¡Minimiza riesgos!
– Aprender a pedir ayuda. Para muchos, transitar esta etapa de la vida puede ser desafiante, especialmente por la pérdida de familiares, amigos o cambios importantes como la jubilación. Aunque probablemente muchas personas fueron altamente independientes, activas y autónomas durante su vida, es indispensable reconocer cuando se requiere de un soporte físico, emocional y terapéutico. El consejo es nunca esperar a estar agotado, en depresión o en riesgo de afecciones y lesiones.
– ¡Respira! Los cambios físicos, económicos y sociales que experimentan las personas de la tercera edad requieren de resiliencia y adaptación. De esta manera, el incorporar técnicas de relajación como la meditación y el replantearse un nuevo propósito que les dé un sentido que les inspire y motive son esenciales para transitar esta etapa de la mejor manera.
El cuidado de las personas mayores nos concierne a todos como comunidad, por lo que es necesario trabajar en conjunto para garantizar una vejez digna. Asimismo, es importante tomar decisiones asertivas desde la juventud considerando que estas impactarán e influirán en la calidad de vida futura. Finalmente, todos anhelamos reír, soñar, expresarnos, abrir nuestra mente, hacer uso de nuestros talentos y conectar con otras personas hasta el último aliento. ¿No crees?
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